La longaniza es un embutido originario de España, muy reconocido por la tradición de nuestro país y tan valorado como apreciado en nuestra gastronomía como el chorizo o el salchichón.
Destaca por su elaboración, totalmente tradicional y artesanal, así como por la materia prima con la que se elabora, ya que tanto la carne como el adobo son naturales.
En algunas zonas de España, a la longaniza ibérica también se la conoce como “vuelta”, ya que en esas regiones se tiene por costumbre doblar el embutido, juntando y atando sus extremos para poder guardarla, secarla o conservarla.
Qué es la longaniza ibérica
Este embutido se elabora a base de carne de cerdo picada y adobada con diferentes especias, lo que le da un aroma y sabor únicos que la hacen fácil de diferenciar. La carne con la que se prepara, deberá ser exclusivamente carne de cerdo de cebo o de cebo de campo ibérico.
Como comentábamos, hoy en día su elaboración y consumo se han extendido a otros países. Pero la longaniza española se caracteriza por su forma: larga y apretada. Además, en función de los lugares en los que se elabore, es posible que la tripa natural empleada para su embutido se sustituya por una envoltura sintética o de colágeno.
Por lo general, la longaniza ibérica fresca se consume cocinada. Si está fresca y recién hecha, lo más aconsejable es consumirla frita. Pero este alimento es apto para su consumo en crudo, aunque solamente si se ha llevado a cabo el proceso de curación al completo, que suele ser de varios meses.
Pese a lo que muchos consumidores puedan llegar a pensar, la longaniza ibérica no es un alimento perjudicial para nuestra salud, ya que como hemos dicho, está elaborada a base de elementos naturales y carne de cerdo ibérico (una de las mejores carnes para nuestro organismo).
Elaboración
Para elaborar la longaniza ibérica, serán necesarias diferentes herramientas y seguir un proceso con unos pasos muy delimitados. Solo así, podremos elaborar una longaniza ibérica tradicional y con todo su sabor.
Lo primero que deberemos hacer, será disponer las tripas para que en los pasos siguientes pueda embutirse en ellas la carne. Para esto, deberemos lavarlas, estirarlas y cerciorarnos de que no estén picadas o estropeadas.
Preparar y seleccionar la carne con la que se preparará la mezcla: se emplean generalmente trozos de carne de cerdo y tocino. En ocasiones, también puede llegar a utilizarse carne de vaca, aunque no es lo habitual. Lo más importante en este paso es que la carne esté fría y sea carne limpia (sin nervios, membranas, etc.).
Una vez tengamos la carne seleccionada, habrá que proceder al picado de todos los trozos y mezclarlos. Un aspecto a tener en cuenta es que las partes más duras de la carne y el tocino habrá que cortarlas previamente para facilitar el proceso y que se deshagan bien.
Cuando la carne está bien mezclada y picada pasamos a su adobo. En estos momentos se añadirán todas las especias necesarias, los líquidos (suele ser vino tinto) y la sal.
Tendremos que conseguir que la masa esté bien apretada para el siguiente paso: el embutido. Para que este quede perfecto, lo que suele hacerse es pinchar la tripa para liberar el aire que pueda quedar y que, de este modo, quede perfectamente compacta.
Para que la carne y la tripa se sequen bien, deberán pasar entre 1 y 2 días a una temperatura de 45º aproximadamente. Este tiempo y temperatura ayudarán a que la longaniza adopte su sabor y aroma.
Pero cuando hayan pasado estas 48 horas, el embutido todavía no estará listo para el consumo, ya que tendrá que pasar al proceso de curación, que nunca será inferior a los 25 días.
En este momento sí que tendremos nuestra longaniza ibérica lista para el consumo. Desde Cerdito Mío, te recomendamos que la conserves en una bolsa al vacío, para que no se seque demasiado y mantenga su textura, aroma y sabor en el momento en el que vayas a consumirla.
Diferencias entre la longaniza y otros embutidos
Usualmente, la longaniza ibérica puede asemejarse e incluso llegar a confundirse con otros embutidos típicos de nuestra tradición como el chorizo o el salchichón.
Aunque, como hemos visto, su elaboración y su base de carne es muy similar a estos, tienen ciertas diferencias que hacen a cada uno diferente y único.
Veamos cuáles son:
Diferencias entre la longaniza y el chorizo
- El chorizo ibérico se elabora, principalmente, a base de carne molida de cerdo. Sin embargo, la longaniza se prepara con una mezcla de carnepicada proveniente de diferentes partes del mismo animal. En definitiva, la principal diferencia en la materia prima de estos dos embutidos ibéricos radica en la forma en la que se prepara la carne: la longaniza con carne picada, mientras que el chorizo con carne molida.
- La forma del embutido. Tanto el chorizo como la longaniza ibéricos se presentan en formas alargadas y compactas. Pero, a diferencia de la longaniza que es más fina y delgada, el chorizo es más gordo. Además, este puede venderse en porciones pequeñas (la longaniza siempre se venderá en una sola porción de tamaño mayor). Como decíamos, por lo general, la longaniza ibérica suele presentarse con una forma curva y sus extremos atados, presentación que rara vez veremos en el chorizo.
- El color del chorizo es más rojizo, y el de la longaniza se aproxima más al granate. El motivo del cambio de color son fundamentalmente las especias con las que se ha preparado cada uno: el chorizo ibérico suele llevar pimentón, que es lo que le aporta el color rojo intenso que lo caracteriza.
- En función de la zona en la que se elaboren ambos embutidos, serán más acordes para unos platos u otros. Por ejemplo, el chorizo es uno de los alimentos típicos de las lentejas, plato en el que nunca incluiríamos longanizas.
Tras haberos contado las principales características de la longaniza, ¡esperamos que os hayan entrado ganas de probarla! Si tenéis más interés, no dudéis en visitar nuestra web y nuestro catálogo de embutidos y productos ibéricos. Desde Cerdito Mío, será un placer atenderos.